LOS SIGLOS XIX y XX
La gran demanda europea de plomo y cinc reanudó y expandió durante este siglo la actividad de las minas del valle. Linnée Terreillon realizó los principales trabajos de reconocimiento de los minerales y, tras la reapertura de la mina de San Bartolomé en el barrio de Canales, se descubrieron otros focos de explotación localizados en la zona oriental del municipio, abriéndose las minas Juana, Teresa y El Ángel, en las proximidades de Toporias, la productividad de estas últimas acabó relegando de la explotación minera a las minas de San Bartolomé.
A mediados del siglo XIX Chauviteau, empresario con fuerte interés en el negocio del cinc, fundó una compañía con sede en París y se adueñó de las minas de Udías. Durante esta época se recuperó y acondicionó el camino que llevaba al puerto de Comillas.
En 1885 la Real Compañía Asturiana con sede en Bélgica se adueño de las explotaciones y del patrimonio minero del municipio. Es desde este momento y hasta 1932 cuando la minería en Udías entra en una fase de mayor expansión y complejidad. Se crearon nuevas vías de transporte, entre otras se abrió una linea ferroviaria entre el Pozo Madroño y la zona de lavadero y tratamiento del mineral, se construyó también una zona de enlace con cable aéreo que llevaba el mineral ya preparado hasta la estación ferroviaria de Ontoria donde el Ferrocarril del Cantábrico la transportaba hasta los embarcaderos de Hinojedo.
Durante este periodo se construyó un espacio conocido como Casas de la Mina, un espacio donde se situaba la zona de tratamiento del mineral con los lavaderos, los almacenes y un conjunto de edificios para su uso, bien en las labores mineras como cocheras, talleres, oficinas… O bien para dar servicio a los trabajadores como viviendas, tanto obreras como para ingenieros, un hospital, un economato… Podemos encontrarnos también con varios polvorines que se encuentran dispersos y que hoy en día aún ofrecen refugio a los ganaderos cuando el mal tiempo los sorprende vigilando sus rebaños.
Desde finales del siglo XIX y hasta el primer tercio del siglo XX los principales puntos de extracción fueron El Pozo del Madroño o pozo Peñamonteros, el yacimiento del Pilurgo y dos minas ubicadas en el Sel del Haya, la bocamina de estas conecta interiormente con la mina de Novales con un recorrido de 5 km.
Con motivo de la crisis y depresión general de los años 30 la mina cerró, fueron años muy duros para el municipio, intensificado por la guerra y posguerra civil, ya que sus vecinos se vieron obligados a pedir pan y limosna acompañados unicamente por un saco que llevaban al hombro, esto les hizo ganarse el apodo de «los del sacu» y Udías pasó a conocerse como «la tierra del sacu».
No fue hasta 1955 cuando la mina reanudó su actividad y volvió a dar trabajo a los vecinos. Se abrieron nuevos pozos, se entibaron y descubrieron galerías y se buscaron nuevos yacimientos de Blenda. Pero solo una década más tarde en 1965 se volvieron a cerrar todas las bocaminas, a pesar de su buen rendimiento, esto acabó definitivamente con la historia minera de Udías.
El hecho de que el conjunto minero de Udías haya experimentado las dos modalidades principales de explotación minera, tanto minería a cielo abierto como subterránea (mucho más sofisticada), hace que adquiera un gran valor significativo.
Los minerales que se extrajeron durante este periodo eran principalmente de los que se podía obtener cinc como ya hicieran los romanos anteriormente. Se extrajo Blenda, Calamina, Hemimorfita e Hidrocincita. Se extrajeron piezas de estos minerales de extraordinaria belleza de las que la Real Compañía Asturiana de Minas poseía una gran colección que ahora a pasado a manos privadas.